martes, 26 de marzo de 2013

Gordita.

¡Como me gustaba mi gordita! Si, así la llamaba, y a ella le divertía, siempre aparecía una fina sonrisa en sus labios cuando se lo decía, y se redondeaban sus rosados mofletes dándole un brillo especial a la piel de su cara. Parece extraño que después de tantos años juntos aún se reburizara al escucharlo, pero ella lo relacionaba inmediatamente con el sexo, y el sexo era algo que le fascinaba.

Yo la amaba como nunca he amado a otra mujer. A pesar de la incomprensión de mis amistades, a mi me llenaba de orgullo estar a su lado. Cuando estábamos en casa a solas apoyaba mi cabeza sobre sus grandes pechos, abrazando el calor de sus michelines, y mientras ella me acariciaba el pelo, me quedaba dormido como un corderito.

No soporté que se pusiera a régimen, no resistí, tuve que dejarla, inicialmente me atrajo la idea, pero se tomó demasiado en serio lo de la Dieta del Cucurucho...

Ahora sale con el monitor de gimmasia, la veo desmejorada, ha perdido su sonrisa, también la mitad de su peso..

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