lunes, 29 de abril de 2013

Casi un sueño.

Eran las doce de la noche, salí de la ducha y mientras me secaba el cuerpo, escuché un ruido en el salón  Como hacia muchísimo calor salí del baño sin ropa, estaba totalmente desnudo, me asomé al salón pero allí no había nadie. Termine de secarme y me fui a la habitación para acostarme. Desde el pasillo vi que de la puerta del dormitorio salía una tenue luz rojiza, extrañado me acerque y al abrir la puerta me sorprendí muchísimo. La habitación estaba totalmente transformada, parecía salida de las mil y unas noches. Cuatro velas rojas, colocadas una en cada esquina eran las que proporcionaban aquella luz suave y embaucadora, había unas baritas de incienso aromático que desprendían un olor muy agradable. La cama cubierta por unas sabanas negras de seda, que jamás había visto. Encima de ella había como un centenar de pétalos de rosas y una tarjeta con algo escrito. Me acerqué hacia la cama, cogí la tarjeta la leí, solo tenía escrito una frase "Date la vuelta". Una extraña sensación me recorrió todo el cuerpo, me giré y allí estabas tú. Llevaba puesto un conjunto de lencería impresionante, con sus medias y ligero.
Era un conjunto de color blanco y de un encaje que dejaba ver  lo que había debajo. Llevaba unos zapatos de tacón de aguja. Su piel tenía un color dorado. Me quedé sin palabras, era impresionante, jamás me había ocurrido algo así. Se acerco a mí y de un empujón me tiró sobre la cama, luego puso música y empezó a desnudarse, el corazón me latía a diez mil revoluciones por minuto. Sus manos recorrían mi pecho, con una voz muy suave me dijo "Hoy mando yo" me hizo el amor una y otra vez con una fuerza elevada, pero con mucha dulzura. Empecé a gemir, ¡cuanto placer! ella también gemía de placer. Tuvimos al menos tres orgasmos, estábamos súper excitados, como nunca lo habíamos estado. Ella me empujaba cada vez mas hasta que empezamos a estallar en un orgasmo mutuo que nos hizo estremecer. Aquella noche fue una noche muy especial para mí, jamás la olvidare...

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