viernes, 12 de abril de 2013

Concupiscencia.

Se conocen de toda la vida. Jamás ha habido nada entre los dos. Salvo esa sensación eléctrica...

No puede ser, perderían demasiado, sus mundos acabarían dañados.

Pero cada vez que se ven, sólo durante el tiempo que dura una mirada, pasa por sus mentes la fugaz idea...

¿Cómo sería?

En realidad, lo saben. Lo han fantaseado demasiadas veces. En todas las situaciones, en todas las posturas, con todas las palabras, las miradas y los silencios.

En todos los demás aspectos, casi ni se entienden. No se trata de romanticismo... es sólo sexo. Atracción irracional. Química. Deseo.

Separados por demasiados kilómetros, cada uno en su cuarto, a su manera, dedica al otro su pasión. Su lubricidad y sus jadeos.

Él ha imaginado tantas veces su cuerpo y sus reacciones que sabe de sobra cómo actuar. Acompasa las imágenes con los vaivenes de sus caderas, cómo sabe que a ella le gustaría, sabe que esa es la manera, sabe que esa sonrisa lasciva que mantiene durante todo el proceso es exactamente lo que ella quiere de él...

Ella, torbellino, imagina las palabras exactas que le susurraría con mirada impertinente, restregándose entera contra las sábanas. Sabe que no es lo que le haga, si no lo que le diga mientras se lo haga..

Y así, pasan los años.

Mejor seguir así, la realidad podría ser decepcionantemente.. real.

 

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