sábado, 27 de abril de 2013

El masaje.

Era el cumpleaños de Sandra, mi mujer. Quede con una amiga suya, Carmen, que era masajista, para darle una sorpresa. La idea era vendarle los ojos y darle un masaje a cuatro manos, hecho por Carmen y por mí, y que luego, Carmen marchara y nos dejara solos para acabar bien la noche.

Cuando Sandra llegó a casa, Carmen esperaba en una habitación. Yo le tenía la bañera preparada y la invite a relajarse, mientras le servía una copa de vino. La habitacion estaba ambientada con muchas velas y una música relajante de fondo. A los quince minutos le dije que saliera del baño, la cubrí con la toalla y le fui secando todo el cuerpo con mucha delicadeza, después cogí una venda negra y se la puse en los ojos. Ella no se imaginaba la sorpresa que le esperaba. Le dije que se tumbara boca abajo en la cama. Fue entonces cuando llamé a Carmen, que esperaba pacientemente su momento. Cogió el aceite y se lo roció por la espalda, comenzó a darle el masaje. Al poco rato entré yo a participar del mismo, Sandra no dejaba de preguntar quién era la otra persona. Yo le dije al oído que disfrutara aquel momento. Carmen parecía no ver el momento de marchar, y yo no sería el que le dijera que marchara, pues aquella situación me estaba dando mucho morbo, cada vez hacía más calor en la habitación. Cada vez estaba más excitadísimo. Carmen llevaba una camisa blanca con un generoso escote que le dejaba entrever un buen par de pechos.

Yo cada vez estaba más cachondo, así que cogí las manos de Carmen y las acompañé hacia el trasero de Sandra para que continuara el masaje por esa zona, mientras, ella me miraba con una sonrisa pícara, cada vez estaba más implicada en el masaje... Sandra se iba moviendo, fruto de la excitación que le producía aquel masaje. Mientras, y viendo que Carmen parecía estar muy excitada también, me puse detrás de ella, y con mis manos le agarraba los pechos... No dijo nada, continuó masajeando el trasero de Sandra mientras yo le quitaba la camisa. No me podía creer aquella situación.

Entonces le dije a Sandra que se diera la vuelta. Le rocié aceite en los pechos, cogí las manos de Carmen y las acompañe hasta sus pechos. Sandra gemía de placer. Carmen fue bajando poco a poco, hasta que se quedó tumbada en la cama al lado se Sandra. Mi pene estaba a punto de estallar. En aquel momento Carmen comenzó a pasarle la lengua por el clítoris a mi mujer, Sandra al principio no quería, pero poco a poco fue sucumbiendo, y acabó entregada a Carmen, hasta el punto de llegar a fundirse en un 69 que no olvidaré jamás....Sandra nunca había estado con una mujer, nunca le habían gustado... simplemente la situación las llevó a ello...

Yo comencé a masturbarme viendo la escena, Carmen entonces comenzó a comerme el pene mientras Sandra seguía acariciando a Carmen. Era súper excitante...

No tardé mucho en correrme en la cara de Carmen... dejándole todo mi semen en su boca... Después, Carmen y Sandra siguieron tocándose hasta llegar al orgasmo....

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