viernes, 19 de abril de 2013

La octava maravilla.

Te recuerdo con las manos semiatadas, las yemas de mis dedos recorriendo tu cuerpo, agitándote con cada roce entre agudos gemidos. Mirando tus ojos sentí la calidez de tu piel lechosa bajo la prenda ligera que cubría tus pechos. Me enamoré de ti al primer instante, de tu belleza y tu fragilidad. El instinto me llevó a intentar retenerte y ahora comprendo que fue mi mayor error...

El destino vertiginoso ha provocado que volvamos a encontrarnos en este lejano paraje. Añoro mi hogar y el breve tiempo que allí pasamos juntos, pero tu llamada ha hecho renacer el amor que siempre sentiré por ti, al tiempo que rebrota el animal que en mi interior intenta protegerte. Deja que contemple por última vez tus rubios cabellos ondularse al viento, asi, rodeando tu cintura con mis recias manos..

Moriré sabiendo que entre lágrimas, siempre recordaras que yo, te amé tal como llegaste a mí, aunque nuestra unión sea imposible...

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