Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura abrazaba su
cuerpo desnudo. De nuevo, cuando ya creía haber olvidado el milagro que
supone ser mujer, sintió fluir a raudales el deseo.
Las cálidas manos de aquel hermoso varón brindaban a su piel precisas
caricias que la colmaban de placeres.
Permitió que aquel inmenso caudal
de sensaciones la atrapara sin recato.
Se dejó arrastrar por la
tentación hasta caer en el abismo, para después tomar las riendas y
subir una y otra vez al cielo.
Ya relajada, cerró los ojos y durmió alojada entre sus brazos.
Sus labios dibujaron una aliviada sonrisa cuando, al despertar, su marido seguía allí....
Chicos
después de unas largas vacaciones, vuelvo a estar aquí de nuevo.... Un besito.