lunes, 21 de julio de 2014

El encuentro

Estamos en la playa, llevamos toda la mañana y estoy un poco cansada,me estiro en la toalla  mientras mi marido habla por teléfono con su hermana, veo pasar a Eduardo, un compañero de clase de cuando estudiaba en la Universidad, se dirige hacia el otro lado de la playa, le digo a la marido que me espere que voy al chiringuito. Voy de prisa y miro a mi alrededor y verifico que hay demasiada gente para que se de cuenta que estoy con Eduardo. El entra a los lavabos y yo le sigo, deja la puerta un poco entreabierta y yo entro tras el y la cierro, comienza a bajarse  el cierre del pantalón, actúo rápido sin pensar.

Lo abrazo por detrás tomando su flácido miembro en mis manos, el se asusta y se respinga hacia atrás ¿No te acuerdas de mí? deja de forcejear mientras me dice bajito, que haces? Nos pueden ver. 
Lo empujo hacia el lavabo y lo beso ante su asombro que no lo abandona y solo se deja hacer. Eduardo anteriormente ya me había confesado que yo le gustaba, con algo de delicadeza lo rechace siempre, aunque en ocasiones había flirteado con él, tratando de mantener siempre una buena relación. Al verlo de nuevo después de tanto tiempo salió de repente con fuerza esa obsesión por sentirlo dentro de mi. Ahora ya todo estaba pasando no había marcha atrás. 
Mientras vuelve de su sorpresa, penetro con mi lengua su boca y poco a poco siento la suya, es larga, perversa, cálida; acaricio sus nalgas y le bajo de golpe el bóxer, Siento su cuerpo perfectamente, voy acariciando suavemente su pene, él gime suavemente.Ya sus manos recorren mi cuerpo lentamente de arriba abajo. el manosea mi trasero y espalda mientras me acerco mas y mas al irreformable sendero del orgasmo, me penetra una y otra vez, dejo de moverme, saboreando el momento tan mágico de placer. A pesar de todo sigo muy excitada. 
Esto no terminará aquí... 
Salgo del lavabo y me dirijo en busca de mi marido que ya ha acabado de hablar por teléfono y me espera con una sonrisa...

domingo, 13 de julio de 2014

Sexo en una playa nudista...

Siempre había querido ir a una playa nudista, pero nunca me había atrevido. Así que un sábado por la mañana, decidí ir. Me había informado sobre donde estaban las playas nudistas de la zona, subí al coche, puse en el maletero una toalla, algo de crema protectora y una mochila para guardar mi ropa, y me fui.
Cuando llegué a mi destino, Aparqué y pensé en volverme por donde había venido…”ZONA NUDISTA”. Me quedé un rato en el coche, decidiendo que hacer, salí del coche. Me desnudé, cogí mi toalla y la crema protectora, cerré bien el coche y me adentré en la playa.
Aquello era desde luego una experiencia totalmente nueva para mí. Todo el mundo tomaba el sol, jugaba a las palas, al vóley… ¡Pero desnudos! Aunque era algo esperado, no dejó de sorprenderme… Pero ahí estaba rodeado de cuerpos desnudos. Eso produjo en mí una reacción que no había esperado.


De repente empecé a tener una fuerte erección. Rápidamente, estiré mi toalla en el suelo, y me tumbé boca abajo, procurando disimular. Intenté ponerme crema en la espalda, sin mucho éxito, lo único que hice fue desparramar algo de crema sobre mí.
-”¿Te ayudo?”.
Una voz femenina se dirigía a mí, y sin esperarlo, unas manos suaves empezaron a poner la crema por mi espalda, por mis hombros, mi nuca, y mi culo… Cuando lo noté, me giré  sobresaltado, y ahí estaba ella. Una chica joven, bastante morena de piel, pelo moreno con mechas rubias y unos ojos que me miraban de forma divertida.
Evidentemente, estaba desnuda, mostrando ante mí dos tetas grandes, turgentes, con pezones rosados, unas piernas, bien contorneadas y que hacían intuir un culito turgente
-”Hola”- dijo sonriendo, divertida- “Me llamo Sandra ¿Eres novato por aquí verdad? jajajaja!”


Ante esa carcajada, yo no pude evitar reírme también, aún sorprendido por su espontaneidad y tranquilidad, viéndome ahí tumbado en una situación un poco aparatosa. Se tumbó boca arriba a mi lado, y estuvimos hablando. Trató de tranquilizarme, diciendo que no me preocupase, que era normal la primera vez, que ella el primer día también iba excitada. Por lo que estallamos en otra sonora carcajada.
La verdad es que me lo estaba pasando bien, era una chica divertida, y su buen humor me ayudaba a superar un poco mi timidez. Sin embargo, como veía que no me daba la vuelta, me pegó una palmada juguetona en el culo, y cogiéndome de la mano, me dijo que ya era hora de darse un baño. Consiguió levantarme, Sandra se quedó mirando, y sonriendo me dijo:
-”Es bonita, no tenías porque ocultarla.”
Le dio un par de toques rápidos con la punta de los dedos, y nos metimos en el agua. La verdad es que aquello me vino bien. Sandra empezó a tirarme agua, el típico juego en la playa, y yo también le salpiqué, cada vez más, hasta que se me tiró encima. Salí para respirar, y al sacar la cabeza, ella me cogió por la nuca y me puso entre sus tetas.
Eso me pilló por sorpresa, y besando mi pelo, me preguntó si me gustaba. Yo, algo nervioso le dije que si, y tras reírse, me dio la mano, y nadando nos alejamos a unas rocas cerca de la playa. Allí encontramos una pequeña cala, se giró hacia mí, y me cogió el pene con su mano, acariciándome suave, pero firmemente.


-”Esto quizás consiga que te sientas menos cohibido”.
Acto seguido, empezó a besarme, y yo me dejé llevar, recorriendo con mi lengua cada recoveco de su boca, y comenzando a masajear ese culito suave, que mis manos recorrían de arriba abajo. Separé mis labios de su boca, y empezó a besarme el pecho mientras mi erección era cada vez más fuerte,  siguió bajando, jugando con mi ombligo, y finalmente, empezó a besar mi vello púbico, para pasar a jugar con mi miembro.
Comenzó a lamerlo como si fuera un helado, después se lo metió en la boca, mordisqueándolo con suavidad, Así estuvo unos minutos, hasta que decidí por fin actuar por mi cuenta. La tumbé en la arena, comence a lamer su cuello, mis dedos se escurrieron por su rajita, no siéndome difícil introducirlos debido a su humedad. Metí dos dedos mientras mi pulgar jugaba con su clítoris, cuando ella empezó a respirar entrecortadamente debido al placer, sus pezones se endurecieron, y aproveché para mordérselos y lamérselos. Aquello era delicioso. Cuando consideré que ya tocaba devolverle el placer oral que ella me había dado, deslicé mi lengua desde su canalillo, hasta su rajita, y ahí empecé primero con fuertes lametones, para que sintiese bien mi calor, y comencé a introducir mi lengua dentro de ella, para seguir después localizando el clítoris, Aquello era delicioso, estaba disfrutando del sexo con una mujer explosiva en un ambiente paradisíaco.
En un momento dado, Sandra me tumbó boca arriba, dejándose caer sobre mí, y con la ayuda de una de sus manos, se introdujo mi miembro en su rajita, que entró sin excesiva dificultad hasta el fondo. Cerró los ojos y abrió ligeramente la boca, dejando escapar un suspiro placentero, y ahí comenzó a moverse, mirándome de nuevo con la mirada pícara y divertida que le caracterizaba, y agarrando mis manos para ponerlas en sus pechos duros y grandes, que saltaban a cada movimiento.


El ritmo cada vez era mayor, los dos empezamos a gemir,
Empecé a bombearle muy fuerte, gritando los dos de placer, sin soltar sus pechos, hasta que no pudimos más ninguno de los dos. Ella terminó escasos segundos antes de que yo me corriera dentro de ella, nos quedamos un rato exhaustos sobre la arena, besándonos con pasión y abrazados, momento en el que me confesó que ella también había perdido su timidez al nudismo así.
Se hizo tarde y había que volver, así que fuimos otra vez a nado hacia la playa principal, y recogimos nuestras cosas. Ese fue nuestro primer encuentro, de muchos que tendríamos ese verano, cuando decidimos hacer un tour por las principales playas nudistas de la zona....

lunes, 7 de julio de 2014

Sexo en una cafetería

Estuve trabajando en la barra de una cafetería, en una zona muy concurrida de Barcelona, Paseo del Borne. Una vez finalizada la selección de personal para la inauguración, estuvimos todos trabajando en la puesta a punto del establecimiento, había buen ambiente entre todos, de mañana estaba Carmen y Marina en la barra, más otras tres señoritas fuera en terraza, se trabajaba bastante estresado, ya que había momentos punta, con mucho trabajo donde los nervios afloraban, pero en general se trabajaba bien, lo que cuento ahora sucedió sin buscarlo ninguno de nosotros dos.

El continuo trabajo de la barra, traía como consecuencia muchos roces corporales entre nosotros, no había mañana que no hiciéramos comentarios o bromas al respecto, pero sobre todo de Marina, que paseaba un culito respingón duro y llamativo dentro de una faldita corta, camiseta negra de tirantes que debía de tener la resistencia del traje de spiderman para sujetar sus dos hermosos pechos, su tez blanca hacia contraste con una llamativa y provocadora melena roja, unos grandes ojos negros iluminaban su bella cara,  rematada con unos labios carnosos sumamente apetecibles, esto era cada día,
Carmen  provocaba los encuentros rozándose cada vez más, deseosa de tener mi cosa apoyada en su trasero, Marina viendo el tema creo que se divertía mucho. Aunque yo estaba de responsable, nuestra convivencia era de compañeros.

a finales de mayo un día desapacible, lluvioso y con mucho viento, tuvimos que cerrar la terraza, no pasaba ni un alma, las chicas de la terraza estaban en la bodega de cháchara y Carmen con ellas, arriba quedamos, Marina y yo, siempre había tenido bastante éxito con las féminas, pero a mí la que realmente me ponía era esta hermosa hispana, de pelo rojo.

Quieres un café pregunte, gracias pero no me apetece comento un poco arisca, te veo muy enfadada dije, es que hoy no tengo buen día, tranquila cuenta si quieres le dije ofreciéndole mi pecho de apoyo, ella se vino hacia mí y abrazándose me contó que la disputa era con su hermana, yo mientras hablaba notaba debajo de mi pecho el contacto duro de sus senos, respiraba el aroma de su cuerpo y dándole un beso en su cara note el sabor salado de sus lagrimas.

cuál fue mi sorpresa que izándose sobre sus puntas de los pies, me busco mis labios fundiendo nuestras bocas en un apasionado beso, su lengua que tantas veces había sacado provocándome, estaba acariciando la mía intentando enrollarse como un lazo, mis manos bajaron por debajo de su corta falda, agarrándola por sus hermosas nalgas la subí a la zona de trabajo, dando la espalda a la barra, allí me abrazo con sus piernas y siguió devorándome con sus labios, el desenfreno fue total, sin medir las consecuencias, le baje su pequeño tanga y me agache a recogerlo...ya no me levante, tenía ante mí su tesoro, acariciando con mis dedos, no dude en buscarlo con mi lengua, ella  abrió sus piernas e introduje mi lengua en su recóndito sexo buscando su clítoris.

Era tal la excitación que inicie un ligero mete saca, continué jugando con mi lengua sobre su clítoris, iba notando su respiración más agitada y sus pequeños gemidos que aguantaba para no estallar, sus contracciones me guiaban, me iban indicando, donde se apoderaba de ella el verdadero éxtasis, cuando de pronto pasando mi lubricada lengua a causa de la secreción amorosa, note un fuerte estremecimiento seguido de unas fuertes contracciones de su cuerpo, seguí frotando hacia arriba, sin parar la zona izquierda de su clítoris, había descubierto donde la volvía loca, frenética de pasión, mis acometidas bucales con la puntita de mi lengua casi sin presión acelere mi ritmo, era tanta la carga de placer que recibía con la estimulación, en su punto preferido, que con unos tiernos estertores de placer, no pudo contener su orgasmo.

Mientras me pidió que la penetrara, me levante y sacando el pene
del bóxer, sin bajar el pantalón, le puse la cabeza en la entrada y con una ligera presión se la introduje, ella me rodeo con sus piernas mi cintura y casi en el aire, siguió cabalgando como una poseída provocándose otro orgasmo, el cual me hizo explotar casi al unísono, la saque rápido con algún gemido. De que te quejas no te gusto?. Dijo sonriendo, dándome un cálido beso, bajo de un salto y con un paño se limpio como pudo, y se dirigió hacia los lavabos, yo atónito por lo sucedido, 
En apenas veinte minutos solo, había tenido el mejor sexo de mi vida y ahora tenía que bajar a la oficina, a borrar las imágenes de la cámara,