domingo, 31 de marzo de 2013

Compras cotidíanas.

Hacendosa panadera, tú y yo lo sabemos. Que te pido siempre las barras de abajo y tu me haces arder cuando te agachas. Que quiero que te acodes en el mostrador y me ofrezcas tu escote. Muerde la punta y mastica lento y sin dejar de mirarme. Y mientras rebusco entre las monedas, sueño con tumbarte sobre sacos de harina. sueño que me haces feliz, enroscada a mi cintura vas y vienes. Yo empujo, tú me recibes oscura y jugosa, y tus pechos danzan bajo mis manos mientras te amaso. Solos tú y yo al calor del horno, quiero que me ciñas, sentir que me atrapas en un abrazo firme y al compás mientras yo me derramo en ti. Acaricia mi pene, porque es la fuente de la vida, y tus pechos mi sustento. Quiero morderte hasta saciarme, quiero saber a qué sabes, quiero que me mires sin tocarme mientras me entregas el cambio. Déjame soñar y sé mi sueño..... 

sábado, 30 de marzo de 2013

Secretos inconfesables.

Arrodillada para él, la mirada al frente, respirando agitada al verlo avanzar hacia mí. Y esa sensación, ese dulce dolor en los pechos, los pezones hinchados y el liviano roce al jadear que de tan suave llega a doler. Se aproxima con una cadencia rítmica. Como el intenso latir entre mis muslos. Cada paso suyo, un golpe de tacón en el mármol, y un latigazo en mí. Con la punta de la lengua me recorro los labios para acabar frenada entre los dientes. Tan difíciles de soportar las punzadas entre las piernas que ni apretando los muslos puede detener la urgente necesidad. Cuando quiero darme cuenta mi mano baja desde el regazo y se entretiene en mecerme donde mi cuerpo tiembla. Al abrir la portezuela, se sienta y yo apenas puedo susurrar junto a la celosía la consigna ritual.

-Perdóneme padre, porque he pecado.

viernes, 29 de marzo de 2013

Un remedio eficaz.

Mi disfunción eréctil, junto a la frigidez que esta causaba en mi mujer, nos empujó a acudir a la consulta de un famoso sexólogo cercano. Aquel joven, tras explicarle nuestra lastimosa vida sexual, desnudó a mi bella esposa delante de mis ojos indicándome como debía estimularla. Sus manos recorrían la piel de Sandra con suavidad, deteniéndose cuando hiciera falta al mínimo suspiro que emitiera. El rostro de Sandra revelaba gozo y asombro cuando las yemas de sus dedos friccionaban sin cesar el rosado de sus pechos. Comprobé que sus mejillas se acaloraron cuando el doctor acercó sus labios al interior de los muslos. Mi esposa asentía presionando la cabeza del joven contra su vientre, sentí un placentero hormigueo recorrer mi pelvis. Logré tener una firme erección cuando la llevó al orgasmo penetrándola sobre la camilla. Mientras Sandra se vestía entusiasmada, pagué al doctor agradeciéndole sus logros. Muy amablemente, nos recomendó continuar acudiendo a su consulta para un tratamiento más personalizado...


jueves, 28 de marzo de 2013

Sueños de oficina.

Hoy quiero estar cerca de ti, hoy que estas tan mimosa y cariñosa, contemplare de cerca maravillado, sentir la atracción que ejerces sobre mí, resistirme a ella unos instantes y adivinar el siguiente minuto, cuando tus labios estén a un milímetro de los míos, cuando síenta tu aliento cálido invitándome a besarte, cuando tu aroma natural inunde mis fosas nasales, revelando la fragancia fresca de tu piel, olor a pétalos de rosa, perfume de manantial de agua clara, de mil gotas rompiendo en una cascada salvaje, olor a rayo de sol sobre hierba mojada, a brisa de la mañana en campos de amapolas, olor a mujer, olor a deseo.

Daré un paso para posar mis labios en los tuyos y sentir el frágil tacto de la carne, la caricia de tu lengua mecida sobre la mía, el delicado roce con sabor a fruta silvestre, a miel y a canela...

- Santiago, últimamente estás como ausente, ¿tomamos un café?

-Claro, perdona.....