miércoles, 3 de abril de 2013
Te deseo.
Un solo gesto. Aquella sensual manera de agacharse y redefinir sus curvas ante una mirada, la mía, que se sintió virgen y ruborizada ante su cuerpo. No vi nada, pero adiviné todo. El erotismo más sutil y la elegancia más morbosa. El deseo exaltado sin la intención de conseguirlo y la imaginación desatada sin quitar un solo nudo. Sin conocer su nombre, su edad... Ni siquiera el color de sus ojos, nada de eso era necesario para que mi cuerpo deseara conocer el suyo. Me acerqué, no tenía opción. Su boca era sugerencia, su mirada invitación, su sonrisa la promesa de un placer ansiado, prohibido pero cercano, al alcance pero imposible. Un sueño. Su voz provocó que todas esas sensaciones se multiplicaran, cada una de sus palabras suponía un grado más de excitación. Ahora, veinte años después de casarnos, sigo experimentando el mismo júbilo, te deseo...
martes, 2 de abril de 2013
En la cola del cine.
¿Cuándo vas a dejar de provocarme? Sabes muy bien lo que haces, te gusta jugar a ser mala y a mí fingir que soy bueno.
Deja ya de moverte, porque seré un chico malo.
Te abriré la camisa y tus pechos brincarán para darme la bienvenida. Ya verás cuanto te gusta, atraparé al vuelo ese par de pezones dulces y duros como caramelos de fresa.
Te sobrará la ropa cuando sientas que mi lengua te quema, desde la cintura hasta el cuello, desde el hombro hasta tu ingle. Y bajaré más y más, quiero que supliques para que siga la danza, endureciéndote, humedeciéndote, haciendo palpitar tu oscura humedad.
Te haré sufrir con lentas pinceladas y cuando no lo esperes, de un solo golpe rápido y certero me tendrás a tu merced. Aprieta con fuerza y hazme gritar.
Fingiré que quiero escapar y tú, posesiva, me atraerás hacia ti. No temas, soy presa fácil; Te dejaré ganar....
lunes, 1 de abril de 2013
Inocente caramelo.
No pares ahora, no pares. Déjame disfrutar, abandonado sobre tu sofá como un crucificado, y déjame ver como atrapas mi glande entre tus labios, niña golosa. Disfruta de mí dentro y fuera de tu boca, como cada domingo cuando juegas con la aceituna de tu Martini. Déjame cerrar los ojos. Mientras oigo chasquidos de celofán, déjame alargar el placer de la curiosidad insatisfecha. Y oler la menta, menta salvaje y picante. No te apartes ahora. Sin mirar, sin tocar, quiero adivinar por qué tanto entrechocar de dientes. Qué chupas, escandalosa, mientras araño el frío cuero del sofá. Y ahora un helor que quema desde tu boca. Lo siento arder y tiemblo. Dame tu lengua y hazla danzar en círculo. Golpea tu caramelo contra el mío. Como a ti te gusta. "Menta y eucalipto, pican tanto que hacen llorar", me dices. Pues no llores, que yo sonrío....
Suscribirse a:
Entradas (Atom)