miércoles, 12 de junio de 2013

Aquella mañana.

Teníamos 16 años, los dos éramos vírgenes, yo casi siempre estaba en su casa, pero casi nunca estábamos a solas. 

Nos pasábamos las horas en su habitación escuchando música, nunca pasamos de darnos algún que otro beso.

Un día suspendieron las clases y decidí ir a verla a su casa, estaba sola, cuando abrió la puerta llevaba puestos unos shorts súper pequeños, y una camiseta que dejaba ver su sujetador.

Tenía unos pechos grandes y redondos, esperando ser besados, el pensarlo me hizo que se me pusiera el pene duro,  nos sentamos un ratito a ver la tele, pero rápidamente nos empezamos a besar apasionadamente, nos acostamos en el sofá, ella estaba sobre mí, comencé a tocarla, le comencé a bajar sus shorts hasta dejarla con los pantys.
Le quite la camiseta y deje sus pechos frente a mí, jugué con ellos entre mis labios mientras se ponían duros sus pezones, mi mano bajaba poco a poco hacia su pelvis, tocaba entre sus pantys y podía sentir su vello púbico, mi pene explotaba de emoción, ella bajo su mano y comenzó a tocarme el pene duro, lo tocaba con suavidad, me baje el pantalón y mi boxers mientras ella se iba bajando sus pantys, su rajita estaba húmeda y probé todo ese elixir, mientras ella no paraba de gemir, lamia poco a poco su vagina, metía mi lengua una y otra vez,  ella en un momento dado, se subió sobre mí, después bajo hacia mi pene y comenzó a lamerlo, podía sentir su lengua recorriendo mi pene, no me pude resistir y no tarde en correrme, seguimos besándonos y acabe masturbándola hasta que se corrió ella también.

Mi pene deseaba penetrarla, así que me coloque un preservativo, le abrí las piernas, ella estaba demasiado lubricada y acabe metiéndole el pene hasta el fondo, ella lanzo un gemido de placer y de dolor al mismo tiempo, pero el placer era inimaginable, después de un buen rato de movimientos, acabamos en un gran orgasmo, pero exhaustos.
Nos abrazamos, todo había sido demasiado bonito, y lo más bonito es porque lo había hecho con la persona que quería…

lunes, 3 de junio de 2013

Dedicado a ella.

El sol, la lluvia, el cielo, las hojas estrepitosas, el viento, ojos que brillan y su boca. 

Todo un conjunto de luminosidad, un manojo de vida blanda como el agua.

Circula por las venas como un torrente de abejas, se esconde, nace, se ríe. Baja como esquirlas heladas por las arterias de madera. Esa vida, esa tenue vida.

Y de pronto un nubarrón, la luz artificial de la calle, la llovizna, el roce. El chapotear de los tacones en las baldosas. La esquina esta libre, el encuentro será fulminante. Del otro lado de la calle la penumbra. El latir de un corazón galopando, rechinante.

Inconfundiblemente se encuentran, el calor en la cara de su cigarrillo alivia el viento helado, la gabardina solo es una ilusión de abrigo.

Se esconden juntos como niños, se miman, se besan, se ríen, y continúan el paseo. Se aman incansablemente entre las calles oscuras. Solo la brisa de la noche y las finas gotas son testigos del consumado hecho.

Ellas, tan finas, recorren sus cuerpos fatigados, ellos tan poseídos sacian su sed.

Mientras las luces siguen escondiéndose en la bruma otoñal, ellos, se persiguen, corren de la mano.

Se pierden el uno en el otro, se asfixian, y vuelven a nacer entre sábanas blancas como campos de jazmines.

Mientras el acaricia sus piernas torneadas, ella besa su cuello y su cabeza rojiza roza sus hombros, el alborotadamente pega su cintura a la de ella y desliza sus manos desde el muslo hacia la cintura, luego acaricia sus senos, ella enloquece de amor y sube sobre él, y en un sin fin de caricias, roces y húmedos besos se va la noche.

El sol les da en la cara, ellos alterados, se miran, ella coge las medias del suelo, su abrocha el sujetador y se coloca la falda y la camiseta ceñida. Mientras él, la va mirando tumbado en la cama con sábanas blancas, revoltosa, inmune a la soledad. Se miran, se sonríen, se abrazan y el la besa profundamente.

Deja la habitación y en su camino una estela de su perfume se mezcla con la cotidianidad del día...

miércoles, 29 de mayo de 2013

En la ducha

Era mi último día de trabajo antes de las vacaciones, estaba muy excitada por todo el ajetreo de la preparación del viaje.Llegue a casa, con muchas cosas por hacer, la cabeza no paraba de darme vueltas, para relajarme un poco decidí darme una ducha de agua bien caliente. 

Me desnude frente al espejo del cuarto de baño, mientras observaba mi cuerpo desnudo reflejado en el, sin darme casi cuenta empecé a tocarme y acariciarme mientras el espejo cada vez se iba empañando mas y mas... 

Pasaba mis manos por mis pechos, me sentía cada vez mas húmeda, me metí en la ducha y al notar el agua caliente me estremecí, me apoye contra la pared mientras dejaba el agua caer sobre mí. Cogí el gel de baño sin pensar en nada, ni siquiera que me estaba poniendo muy cachonda.

Me acariciaba los pechos con el gel cálido y suave, apretándolas como a mí me gusta, despacio, en círculos, me cubría mis pechos con el gel como si fuera semen... metí mi mano entre las piernas, me abrí los labios, lo tenía todo húmedo, mojado, muy caliente, estaba a punto de correrme, pero me resistía, quería disfrutar un poco mas aquel momento, me introducía una y otra vez los dedos dentro de la vagina, a la vez que me acariciaba lentamente el clítoris, en aquel momento lo que más deseaba era notar un buen pene dentro de mi... Los consoladores pasaban por mi pensamiento mientras mis dedos me daban placer, deseaba tener un pene para poderlo acariciar y chupar...

El espejo cada vez estaba más empañado y ya no dejaba ver mi cuerpo en el... quería correrme y cada vez introducía mas mis dedos dándome placer, cerré los ojos mientras con la otra mano me tocaba los pechos...estaba a punto de llegar a ese placer que tanto me gustaba, le di más fuerza al agua, levante la pierna apoyando el pie en la bañera quería mas placer, cogí el teléfono de la duche y lo puse entre mis piernas, el agua caliente chocaba en el clítoris, mi excitación era máxima y no tarde en correrme...mmmmmmm

domingo, 26 de mayo de 2013

Mi cita con una madurita

Cuando entro al bar la vi, podría ser perfectamente mi madre por la edad. Su rostro era precioso, unas largas piernas y un cuerpo esbelto. En aquel momento me pregunte que podía pretender con aquella mujer, ella me miró y yo le sonreí, sonrisa que ella también me devolvió.
Me senté en su mesa descaradamente y empezamos a hablar, paso casi una hora y yo la invité a pasear, hacia una noche preciosa, ella acepto,  caminamos por el parque durante un largo rato, ella era divina con aquella carita de ángel...
Después del paseo la invite a tomar una última copa a casa, mis padres estaban fuera y no volverían en todo el fin de semana, ella dijo que estaba loco, pero acabo aceptando la invitación.
Cuando llegamos, ella aprovecho para ir al baño y yo aproveche para poner música y bajar un poco la luz de la sala, cuando volvió yo la esperaba con una copa de champagne...

Comenzamos a bailar, yo la cogí de la cintura y la apreté hacia mí, a ella le gusto y me pidió que la apretara más fuerte, yo lo hice a la vez que la iba acariciando... Yo me estaba volviendo loco... En aquel momento ella me dio un beso en los labios, comenzamos a quitarnos la ropa el uno al otro mientras nuestros cuerpos bailaban al ritmo de la música, hasta quedarnos en ropa interior, mientras nuestras lenguas desaparecían en nuestras bocas en besos profundos y pornográficos.
Nos acabamos de desnudar y seguimos bailando hasta finalmente acabar tumbados en la alfombra del salón. Comenzó a chuparme hasta llegar a mi miembro, se metió mis 23 centímetros de pene en su boca, el placer que yo sentí en ese momento era inexplicable, luego se puso de costado invitándome a  que la penetrara... Intente penetrarla pero me costaba un poco, nunca me hubiera imaginado que una mujer así, tuviera aquella vagina tan estrecha, ella me decía al oído que se la metiera, quería notar todo mi pene dentro de ella....
Se lo fue metiendo y sacando poco a poco, cuando lo tenía dentro su vagina apretaba mi pene... qué locura!!

Ella gemía y gritaba, al tiempo que me pedía que se lo metiera todo, yo cada vez empujaba mas y mas, hasta metérselo todo hasta el fondo...acabamos los dos enloquecidos de placer, esa noche echamos tres polvos como nunca antes lo había echo, esa noche ni su trasero se salvo de probar mi pene...
Cuando marcho me dijo la edad que tenia y había 25 años de diferencia entre nosotros,  pero aquella noche la edad no tuvo nada que ver entre nosotros, fue una noche maravillosa.
Nunca más la volví a ver, pero sigo volviendo a aquel bar donde la conocí, con las esperanzas de volverla a encontrar algún día....