viernes, 5 de febrero de 2016

February 5

Desnuda, frente al espejo, observaba despacio cada rincón de su cuerpo. Había aprendido a quererse. La redondez de sus caderas, los muslos gruesos, el respingón trasero y su vientre un poco abultado mostraban impúdicamente las huellas del tiempo. Cerca de los cuarenta, y cumplidos los deseos de maternidad, sus vivencias se leían nítidamente en su piel.
Pero había marcas mucho más profundas, señales invisibles del alma que habían conseguido crear una nueva mujer. La misma que escondía un renovado espíritu de aventura perdido años atrás, ya no ocultaba las ganas de lanzarse al aprendizaje de todo aquello que le aportara satisfacción, y la llevara hacia un nuevo nirvana sexual.
Encendió la luz de la mesilla para empezar su ritual íntimo de lujuria, que la condujese al sendero de la excitación. Y así, mostrarse incandescente cuando el llegara.

jueves, 4 de febrero de 2016

February 4

Tenía mi ordenador encendido y conectado al chat, tenía una sala privada, con un nick que ella sabía, como también sabia la clave para entrar. Esa noche antes de las doce se conectó, oí el sonido. Lo primero que me puso además de buenas noches, era que, si cortaba de golpe, era porque estaba su marido por ahí, que hoy estaba tardando en irse a la cama. Pero que no me fuera que volvería.

miércoles, 3 de febrero de 2016

February 3

Después de pasar por las salas más conocidas la atracción entre ellos aumento más cada vez mientras caminaban uno al lado del otro subía la tensión sexual entre ellos, ella sentía cada vez que pasaban por ese largo y solitario pasillo su deseo de sentirse aprisionada en sus brazos y besar sus labios, Carlos sentía esa atracción hacia ella, deseaba tomarla en sus brazos, apretarla contra su musculoso pecho y sentir sus firmes y bien torneados senos, y…aunque los dos trataban de disimularlo, no podían dejar de lanzarse miradas indiscretas entre ellos.

martes, 2 de febrero de 2016

February 2

Dejé mi cabeza en su pecho y traté de rodear su barriga con mi brazo, sin éxito. Mi mente encendida estaba entre sus latidos y los vagos sonidos de las olas del mar. El deseo invadió nuevamente mi cuerpo, lo traté de despertar, pero él ya estaba aferrado a algún sueño a prueba de besos y caricias. Salí de la cama lentamente y me marché..