Después de una relación tormentosa de muchos años, otra vez la soledad se había vuelto a instalar en mi alma y también en mi cuerpo.
Los últimos años los pasara con un chico atractivo pero que, con sus pocas atenciones, había perdido cualquier tipo de estímulo para continuar adelante.
Nuestra relación se basaba en vernos una vez por semana, dos como mucho, generalmente en sábado, tomar unas copas e irnos cada uno para su casa.
Cuando se pasa la barrera de los treinta, este tipo de compañía se hace poco para cualquier fémina.
Nuestros encuentros sexuales, casi siempre en mi coche, eran más esporádicos todavía, aunque casi siempre alcanzaba el orgasmo.
Pero era un clímax amargo, salpicado de una realidad efímera e incapaz de conducirme a ningún lugar.
jueves, 21 de enero de 2016
miércoles, 20 de enero de 2016
January 20
Allí tumbado en la camilla pensaba que desde que ella se marchó no había vuelto a tener sexo con nadie y no porque no hubiera tenido ocasión, si no porque algo me hacía rechazar a todas.
Ninguna se movía con la elegancia que lo hacia ella, lo hacía sobre los tacones, sobre los patines o descalza corriendo por casa. Ninguna me miraba y me dejaba sin respiración... no hay mujer en el mundo capaz de ponérmela dura sólo con una mirada.
Ninguna se movía con la elegancia que lo hacia ella, lo hacía sobre los tacones, sobre los patines o descalza corriendo por casa. Ninguna me miraba y me dejaba sin respiración... no hay mujer en el mundo capaz de ponérmela dura sólo con una mirada.
martes, 19 de enero de 2016
January 19
Fueron unas palabras que sonaron frías. Tras unas cuantas explicaciones y excusas poco creíbles, puso un punto final en nuestra relación. No me sorprendió por ser algo que iba a suceder y fingí un falso convencimiento de que era lo mejor para ambos.
lunes, 18 de enero de 2016
January 18
Cerró la puerta y me dio un beso de bienvenida en la mejilla. Al hacerlo, pude comprobar que la chaqueta del chándal apenas estaba abrochada. La parte superior se abrió cuando se movió para besarme. No llevaba sujetador. Su seno parecía firme y muy apetecible. Ella, al darse cuenta de que la estaba mirando, se sonrojó y subió la cremallera.
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